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Autora: Lina Willman - Psicóloga Clínica, Máster en Salud Sexual y Sexología Clínica. Directora del área de Sexualidad y Bioenergética de Mutare Life.
Sexualidad, una de las fuerzas más poderosas y creadoras que poseemos los seres humanos.
La sexualidad es una energía creadora, una fuerza que busca amar y relacionarse. Anhelo
Como se habla de sexualidad, si no se habla de lo básico, se debe hacer referencia a un hecho fundamental, y elemental. Somos seres humanos, seres afectivos, nacimos para el amor, necesitamos del amor, sin esto moriríamos.
¿Entonces qué significa el amor para los humanos en su desarrollo sexual? Los seres humanos nos comunicamos por una vía afectiva, son los sentimientos los que van a dirigir, retribuir y sanar en el caso de la sexualidad, a ese ser erótico y espiritual. Si vamos a construir nuestra vida, nuestra sexualidad, hay que amar. Y hay que educar.
Una sexualidad sin amor es un acto mecánico, una sexualidad sin componentes afectivos, no es más que información que pasa, y no queda en lo profundo del ser.
En el componente espiritual de la sexualidad, se busca una visión trascendental, es decir que crea en algo más allá, que encuentre un sentido a la vida de su desarrollo sexual y se busca que este comportamiento este unido al amor.
Los componentes de una adecuada, positiva y saludable sexualidad son efectivo, cognitivo, erótico, social, moral y espiritual.
Mientras a preguntas sexuales, les demos respuestas genitales, solo habrá reacciones genitales desligadas de la responsabilidad y el respeto. Sexo debe ser= afecto, (sentimientos). Sexo es = expresión erótica y espiritual. Estamos en el mismo barco, así debemos educar no solo a nuestros niños sino a nosotros mismos. Los adultos debemos educarnos. Por eso creemos que el órgano más potente son los genitales, definitivamente el órgano más potente es el cerebro. Ahí está todo. La expresión de nuestros sentimientos, lo erótico, la construcción de nuestros valores, y nuestra espiritualidad.
Obtener una información que llamamos vertical. Es decir, que toma en cuenta lo que sentimos, lo que pensamos, y no solo se limita a una expresión genitalizada de la sexualidad. Se nos enseña que “la excitación anda por abajo” “no hay nada que podamos hacer por acá arriba”. Es decir que la excitación manda más que la mente, o que cuando estamos excitados, no se pueden tomar decisiones. Casi que los genitales tienen una vida independiente de nosotros. Por eso la educación del placer y del deseo es algo que debe educarse desde el nacimiento. Da la casualidad de que quien dirige estas sensaciones se llama mente y será por medio de ella que se podrá construir la plenitud del placer, del encuentro y desarrollo que como personas sexuales pero integrales.
Durante la historia de la humanidad se ha enseñado una educación sobre la sexualidad ambigua. De lo que se tiene que hacer. No se estimula a la toma de conciencia y como reconocer las emociones para ligarlas a los valores. Que es instintiva, no se tiene control. Vista desde la cultura del “tener”. Tener sensaciones, placer, movimiento, consumir anticonceptivos sin responsabilidad ni compromiso. Se mutila la expresión del ser. Solo engendra enfermedad y muerte y así se convertirá en la autodestrucción del ser humano.
La sexualidad es el resultado entre la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioculturales (acá están los religiosos o espirituales). Está determinada por el momento histórico, cultural donde se vive, influida por las costumbres, las tradiciones, los valores.
Una educación sana de la sexualidad debe estar dirigida a la afectividad, a la construcción del ser para todos los involucrados, padres e hijos. Debe darse espacios para tomar conciencia, es decir una actividad en la que se pueda ordenar el contenido de los sentidos. Crear procesos de reflexión y no solo de información.
Se debe ofrecer un espacio, desde la construcción del ser, esto implica un compromiso para reconocer los sentimientos.
Existe una conexión muy estrecha entre emociones y sexualidad. Este vínculo es muy profundo y no puede ser desligado con facilidad. Por un lado, cualquier interacción sexual siempre ejercerá una influencia emocional en la persona, ya sea positiva o negativa, y también al contrario. Las emociones y sentimientos que experimentamos pueden afectar a nuestro comportamiento sexual, también positiva o negativamente.
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