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Cuando pensamos en bienestar, generalmente lo asociamos sólo a la salud física oa una buena y adecuada nutrición, pero con eso no basta.
El bienestar integral, comprende también las dimensiones mentales y espirituales.
Cada una de las siete dimensiones descritas a continuación, son parte de un mismo aspecto: el bienestar . Es interesante pensarlo como una torre de piedras, donde cada una de ellas es muy importante para que ésta no se derrumbe.
Ahora bien, comencemos por describir cada una de estas dimensiones para luego reflexionar sobre la importancia de las mismas.
Dimensión Mental
Esta primera dimensión fomenta actividades mentales estimulantes y creativas para expandir los conocimientos y habilidades de las personas. Existen posibles indicadores para que nos demos cuenta si somos personas que poseemos este nivel de bienestar:
Buscar diferentes maneras de usar la creatividad
Intentar transformar los pensamientos negativos en positivos
Estar abiertos a nuevas ideas
Buscar permanentemente oportunidades de aprendizaje y actividades estimulantes
Crecer personalmente aprendiendo nuevas oportunidades
Salir de la preocupación constante
Dimensión Emocional
Esta dimensión se relaciona con poder expresar aquellas emociones que sentimos. No es solamente manejar el estrés, sino poder estar atento a nuestros pensamientos y sentimientos, sin importar si son negativos o positivos. Se trata de poder hacer un camino de introspección, aceptar todas las emociones que nos surjan y poder conocernos más.
Algunos indicadores del bienestar emocional son:
Buscar las formas de reducir el estrés
Mantener un equilibrio entre nuestro trabajo, la familia, los amigos
Poder establecer prioridades
Tener la capacidad de tomar decisiones sin tanto estrés y preocupación
Dimensión Física
Esta dimensión combina aspectos de la vida para mantenerse en las mejores condiciones, por ejemplo: actividad física + ejercicio + hábitos alimenticios saludables
Algunos indicadores de esta dimensión son:
Mantener horas adecuadas de sueño y descanso
Realizar rutinas de actividad física o estar diariamente en movimiento
Realizarnos chequeos y revisiones físicas (peso, presión arterial, colesterol, niveles de azúcar en sangre, entre otros)
Evitar el consumo de sustancias como tabaco y alcohol
Mantener una adecuada alimentación
Tomar abundante cantidad de agua al día
Dimensión Social
Esta dimensión está relacionada a nuestra capacidad de interactuar de una buena manera con nuestra comunidad, teniendo buenas habilidades de comunicación, buenas relaciones y respetarnos no sólo a nosotros mismos sino también a los demás.
Algunos indicadores pueden ser:
Disfrutar del tiempo compartido con los otros
Interactuar con personas de diferentes culturas, orígenes, creencias
Considerar nuestras relaciones como necesarias, positivas y gratificantes
Respetar a los demás
Dedicarle tiempo a nuestros amigos y familia
Dimensión Ambiental
Esta dimensión, aunque no lo parezca, es muy importante. Se trata de mantener una forma de vida que maximice la armonía con nuestra propia tierra, minimizando al máximo el daño hacia el medioambiente. Debemos tener en cuenta que todo lo que nos rodea impacta directamente en cómo somos y cómo nos sentimos.
Algunos indicadores del bienestar ambiental son:
Ofrecer tiempo voluntario para causas que ayudan a los demás
Estar al tanto de que mis acciones impactan en los otros
Reciclar y cuidar el medioambiente
Dimensión Ocupacional
Esta dimensión nos invita a reflexionar sobre la capacidad que tenemos de poder lograr un equilibrio entre el trabajo y el ocio. Podemos empezar preguntándonos ¿cómo quiero ocupar mi tiempo?
Algunos indicadores pueden ser:
Hacer uso de nuestros dones, habilidades y talentos para obtener un buen propósito
Sentirnos valorados
Tener buenas relaciones
Disfrutar de nuestro trabajo
Establecer buenas relaciones de trabajo con nuestros compañeros
Potenciar nuestras vocaciones, explorando varias opciones
Dimensión Espiritual
Esta dimensión implica poseer un conjunto de valores y principios que guían nuestra vida y nos orientan día a día. Implica poder conectarnos con quienes somos, teniendo en cuenta la comparación y la capacidad para amarnos a nosotros mismos y a los demás. Poder perdonar y experimentar la alegría, disfrutando de nuestra salud.
Algunos indicadores de bienestar espiritual son:
Dedicarnos tiempo de relajación día a día
Aceptar puntos de vista de los demás
Tener compasión y capacidad para el amor
Es importante aclarar, que no siempre podremos atender al 100% todas y cada una de estas dimensiones. La vida es una montaña rusa y tiene sus propios desafíos, pero es de gran ayuda que prestemos atención a todas y saber que los grandes cambios comienzan con pequeñas acciones.
Ahora que puedes identificar estas dimensiones en tu propia vida ¿Te has puesto a pensar a cuál le prestas más atención y cuál dejas de lado?
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