Procesando pago ...
“Quien sobrevive una y otra vez lo peor que la vida puede ofrecer, deja de sentirse controlado por el miedo a lo que la vida pueda presentarle” James Baldwin.
Vivir en una sociedad relativamente próspera, en muchos sentidos, deteriora el espíritu, terminamos por creer que merecemos naturalmente cosas buenas, que se nos deben ciertos privilegios. Pero en la vida nada es para siempre y lo único constante es el cambio, recientemente a nivel mundial atravesamos por una situación que nos volteó nuestra realidad, donde surgieron nuevas situaciones, enfrentamos dificultades, aparecen limitaciones económicas y comienzan a disminuir los privilegios y comodidades, para darle prioridad a lo más importante. Nos sentimos confundidos, deprimidos, ansiosos, culpamos a otros y a nosotros mismos.
¿Cómo pudo pasar esto?
Decimos. Todo ese caldo de emociones producido por una serie de eventos adversos nos hace perder valioso tiempo y nos dejamos llevar por las distintas situaciones de crisis.
En Venezuela vivimos un ambiente de constantes cambios en su mayoría adversos, pero hubo un periodo en especial donde nos enfrentamos a múltiples situaciones que redujeron significativamente la calidad de vida del promedio, una histórica hiperinflación sin precedentes, escases de alimentos, empresas cerrando, el gobierno promulgando leyes que restringen el libre mercado, la libertad de expresión se vio quebrantada, el salario mínimo menos de 5 dólares, problemas en el servicio eléctrico, además de una ola de migración jamás vista en Latinoamérica, entre otras circunstancias características de una profunda crisis social la hemos llamado “situación país”.
Lo que motiva la psicología como ciencia es la necesidad de comprender. Y quien ahora escribe para ustedes, como profesional del comportamiento humano, testigo de tal realidad social, necesitaba vislumbrar lo que estábamos atravesando y al igual que muchos psicólogos tienen esa motivación, me comprometí a leer, conocer, reflexionar y trabajar sobre la marcha al respecto. Es agotador, pero apasionante. Durante esos largos meses, encontré cómo cierto grupo de personas, llamadas emprendedores, se hacían fuertes, levantaban negocios, hacían reuniones, promocionaban productos, creaban y comerciaban.
Estos individuos eran sorprendentes, en su mayoría adultos de mediana edad, si encontraban oportunidades la aprovechaban al máximo o al no encontrar, se dedicaban a crearlas en medio de la situación país. Me dedique no solo a involucrarme en sus reuniones sino también a entender, qué tipo de comportamiento estaban manifestando, que a mi juicio era de manera atípica, mientras la mayoría, se quejaban, lamentaban, deprimían o huían. Ellos permanecían, si fracasaban un negocio, se reagrupaban organizaban y abrían otro.
A pesar de su fracaso, permanecían, reinvertían. En ese grupo había profesionales, gente estudiada que estaba dedicada a algo totalmente distinto de lo que fue su preparación, personas que increíblemente se dedicaban a hacer oficios, o estudiaban alguna nueva habilidad para lograr levantarse y mantenerse a flote el mayor tiempo posible.
En las personas es esa fuerza de tolerancia y transformación de adversidades en oportunidades. Es la capacidad de verlas como desafíos, siendo comprometidos consigo mismo, aceptando los cambios, controlando las emociones, estando abiertos interpretando las experiencias como parte de la propia vida.
Este fenómeno de superar las adversidades tiene como nombre RESILIENCIA.
En psicología se refiere a la capacidad humana, de sobreponerse a las adversidades, “Que nos reboten los problemas” permaneciendo incólumes (sin daños, sanos), y asumiendo proyectos de vida con entereza, esta entereza es la fortaleza emocional con la que una persona enfrenta situaciones de dificultad en su vida sin perder la esperanza. Una actitud de entereza muestra la firmeza de ánimo de aquel que tiene la capacidad de resistir grandes dificultades en su vida, por ello ambos conceptos van de la mano.
La sociedad ha hecho creer a muchas personas erróneamente que ser resiliente es un privilegio de pocos, de elegidos. Sin embargo, hay evidencias que las personas se enfrentan con adversidades desde su niñez (sed como niños para ganar el reino de los cielos, “La biblia”) se liberan a sí mismos, usan su creatividad con total naturalidad, además de los recursos de su conocimiento interior para reencontrarse con la felicidad.
Tampoco se pueden clasificar la resiliencia como un conjunto de habilidades exclusivo de personas notables, talentosas o de extraordinaria inteligencia, al contrario, son conductas pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas, cualquier persona de cualquier edad y nivel educativo, puede alcanzar su máximo potencial resiliente y aplicarlo en su vida cotidiana.
¿Cómo serían las caídas si al llegar al suelo tuviéramos un buen resorte que amortiguara, sin sufrir los traumáticos golpes que se podrían tener, y mejor aún nos volviera a levantar, más alto de lo que estábamos al caer?
El ser humano fue creado para crecer, ampliar las capacidades que necesite, cuando lo necesite. Por tanto, es una capacidad natural que se puede desarrollar. Cada vez más la tecnología y sus avances nos ha hecho creer en el inmediatismo de los resultados, dejando de lado el espacio natural y humano donde la paciencia y el trabajo constante nos de la seguridad y la fe de que cada pequeño esfuerzo, con el tiempo, puede lograr resultados extraordinarios ante las adversidades.
En cuanto al entorno adverso el resiliente aprende a ver la realidad en distintas perspectivas, sabe que la naturaleza tiende a buscar el balance, donde hay caos, en otro lugar paz, donde hay pobreza en otra riqueza, donde hay tristeza y dolor en otro alegría y placer. Una de las leyes del Kibalion nos dice:
La polaridad: Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.
El resiliente ve las circunstancias adversas como instrumento de poder: La energía negativa que recibe en alguna forma, es energía que puede cambiar, para superar el revés y elevar su valor. Con energía y alta moral, un ser humano puede vencer casi cualquier cosa y sacar una oportunidad de la nada.
Un buen ejemplo de una situación de resiliencia es la película La Vida es Bella. A pesar del horror de vivir en un campo de concentración, el personaje principal, hacía uso de todas estas cualidades, para enfrentarse a la dureza y crueldad de la propia realidad, con una actitud positiva, sin dejarse arrastrar por la desesperación.
LA VIDA ES BELLA “Empieza el juego, quien no haya llegado ya no juega. Se precisan 1.000 puntos. El primer clasificado ganará un carro blindado nuevo. Menuda suerte. Cada día leeremos la clasificación por ese altavoz de allí, al último clasificado le colgaremos un cartel que dirá: Asno. Aquí en la espalda. Nosotros estamos en el equipo de los súper malos que gritan sin cesar, quien tenga miedo pierde puntos. En tres casos se pierden todos los puntos: los pierden, uno, los que empiezan a llorar, dos, los que quieren ver a su mamá, tres, los que tienen hambre y piden la merienda. ¡Nada de eso! Es muy fácil perder puntos, porque hay hambre. Yo mismo ayer perdí 40 puntos porque no pude aguantar y pedí un panecillo de mermelada. De albaricoque. Y él de fresa. Y nada de chucherías porque nosotros no os vamos a dar, nos las comemos todas nosotros. Yo ayer me comí 20. Me duele la barriga. Pero estaban buenas. Os lo aseguro. Perdonad que me vaya enseguida, pero estamos jugando al escondite y si no me tocara parar”.
La Resiliencia en “La Vida es Bella” Recuerda que... “Cuanto más mires hacia atrás, más difícil te resultará mirar hacia adelante.” Crear un mundo dotado de imaginación e ingenio que muestra a su hijo Giosuè para sobrellevar la terrible experiencia que es en la realidad. (Vivir en un campo de concentración). Claro ejemplo en el cual notamos la resiliencia... La vida es bella desde el hecho de tener vida, se torna difícil a medida que vamos creciendo. “¡Atento a los grandes problemas!: suelen disfrazar importantes oportunidades.”
Los factores de la resiliencia que aparecen en la película son; Sentido del humor, la afectividad, la creatividad, la fe, búsqueda de nuevas experiencias.
En conclusión, Ser resiliente es recordarnos a nosotros mismos que por muy oscuro que esté el cielo…. Después de la más grande de las tormentas siempre sale el sol. Incorporar a nuestra vida la resiliencia es en estos momentos. Imprescindible. Llegar a una vida genuina y de apoyo que no excluya el dolor pero que contenga la fibra, el arranque, el recurso y el valor. Es indispensable en las personas y principalmente aquellos agentes de cambio social, sepan promover la resiliencia y que, de hecho, estén en constante acción personal fortaleciéndose en ser más resilientes. ¡Hasta la próxima!
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