Convivir con un adolescente: Misión posible

Los adolescentes se quejan de que no los entendemos, de que no los escuchamos, de que no los comprendemos.

Pareciera ante nuestros ojos que siempre nos quieren llevar la contraria, que somos patéticos para ellos, que estamos pasados de moda.

Los adolescentes se quejan y tienen razón, porque nosotros no entendemos lo que les está pasando en su cabeza, en su cerebro, en su cuerpo.

Conocer y saber lo que les está pasando es aliviar, acompañar y contener.

Se les está actualizando el sistema, ya no es el cerebro de un niño, pero tampoco es el de un adulto y esa lucha interna está permanentemente dentro de ellos.

Después de este proceso, el cerebro será mucho más potente, estará funcionando mejor y estará mucho más adaptado.

Hagámonos a la idea, que el cerebro de un adolescente está en obra, donde se están construyendo las carreteras, que son los caminos por los cuales las neuronas se conectan.

Podemos compararlo con un celular: cuando recibimos la notificación que debemos actualizarlo y al momento de hacerlo, todas las funciones dejan de funcionar.

Lo mismo ocurre con el cerebro de un adolescente. Se está reseteando y, mientras esto sucede, su cerebro más primitivo, más impulsivo, más inconsciente es el que actúa. Por eso les cuesta más concentrarse, regularse y controlar sus impulsos.

Nos quejamos que no nos escuchan. Los etiquetamos diciéndoles que son agresivos, impulsivos, maleducados. Cuando en realidad deberíamos decir “mi hijo tiene un

comportamiento agresivo e impulsivo, en este momento tan difícil de su vida que pronto va a pasar”.

Si percibimos esta etapa (que es la más difícil de la vida) desde este lugar, sabremos cómo educar a nuestros hijos adolescentes. Y, podremos tener la certeza que,

“Convivir con un adolescente será una misión posible”.