Mamá, papá date la oportunidad de conocerme

 ¿Eres una madre o un padre que le estás enseñando a tu hijo que no todo en la vida funciona? ¿Que no siempre obtenemos los resultados que esperamos? ¿Enseñas a sus hijos a que frustrarse es parte de la vida?

O, ¿Eres de los padres quita piedras del camino, que suelen evitar las posibles fuentes de frustración de sus hijos, para que no experimenten malestar y no se sientan mal?

Esto les provoca una idea equivocada de la vida, porque les hacen creer que siempre pueden obtener lo que quieran y esto en lugar de generarles bienestar, a la larga les generaría daño, porque le estarías negando la posibilidad de una adaptación adecuada a la sociedad.

¿Qué significa tolerar la frustración y por qué es tan importante?

Cuando en la vida no obtenemos el resultado que esperamos, se genera un choque entre la expectativa y la realidad.  Y en ese sentido, la frustración se experimenta como un malestar emocional, de desagrado e insatisfacción.

Aprender a tolerar la frustración es muy importante, porque significa que somos capaces de afrontar los problemas y las limitaciones con las que tropezamos en la vida. Es equivocarse y volverlo a intentar.

En los niños suele manifestarse con mayor intensidad, porque no pueden controlar sus impulsos. Por ello, el hogar debe ser la primera escuela, el primer gimnasio emocional, en donde les enseñemos a tolerar la frustración.

Teniendo en cuenta esto, queremos darles algunas recomendaciones para los padres de familia, con respecto a este tema:

Ustedes son el modelo a seguir. Si son los primeros que cuando algo no les sale, se enfadan, gritan, rezongan frente a las demás personas, lo más probable es que sus hijos hagan lo mismo.

Debemos trabajar con ellos, la importancia del esfuerzo, la tolerancia, la paciencia y el volver a intentar cuando algo no sale.

Explicarles y apoyarlos de que cuando algo no sale o nos equivocamos, lo podemos volver a intentar.

Cuando estén enfadados, no intenten razonar con ellos. Razonen con ellos cuando se les haya pasado el enfado y estén bien.

Es importante enseñarles poco a poco que hay que saber esperar.

Tenemos que dejar que los niños se enfaden, tenemos que dejar que los niños se frustren, tenemos que dejar que los niños se pongan tristes y acompañarlos en esto.