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Frecuentemente, en el seno de nuestra familia surgen conflictos que no esperamos y algunas veces la relación con nuestros hijos se torna insostenible y se ve deteriorada porque no sabemos cómo abordar la situación. Lo hacemos de una manera que no es la más adecuada, sintiéndonos mal al finalizar el día, porque percibimos que nos relacionamos con ellos desde el regaño y la instrucción bajo un clima de hostilidad. Para que eso no suceda, queremos que tus hijos te sigan, que te conviertas en el mejor líder que tu familia necesita.
Generalmente pensamos que el problema está en nuestros hijos, pero no es así. El cambio está en ti, cuando tú cambias, todo cambia en tu entorno. Si bien los conflictos no van a desaparecer, porque donde hay relaciones hay conflicto, vas a poder abordarlos de una manera más amorosa, más exitosa, logrando que estos disminuyan. Es por eso que aquí quiero darte algunos consejos para padres para que comiences a ser un buen líder.
Debes ser el Capitán del barco, sin generar resistencia. Para esto, lo primero que tenemos que hacer, es que nuestros hijos nos escuchen.
¿Cómo lograrlo?
Primero debemos conectar con ellos, cuando les solicitamos, o queremos que hagan algo, las palabras no bastan, debemos acercarnos, mirarlos a los ojos y explicarles lo que esperamos de ellos, a través de nuestro lenguaje corporal, desde un lugar amable y respetuoso.
Segundo, asegurarnos que recibieron el mensaje.
Tercero, manejar las transiciones. Aquí es generalmente cuando surgen los conflictos, prepararlos antes y anticiparnos, respetando si están ensimismados en una actividad: - “Yo sé que el libro que estás leyendo es muy interesante, pero no empieces otro capítulo, te quedan 10 minutos, luego tienes que poner la mesa ¿Ya lo sabes, verdad?” Vuelves a los 5 minutos y le recuerdas que le queda menos tiempo, con conexión de mirada, tú vas donde está el niño, no le haces el pedido desde la cocina.
Debes ser coherente, consistente y tener en claro cuál es tu norte, qué es lo que necesitan tus hijos, qué esperas que hagan y hacérselos saber, respetando siempre quiénes son y cuáles son sus intereses. Y lo más importante: no te olvides que tú eres su modelo a seguir. Debes ser capaz de gestionar tus emociones, ser una persona asertiva, dirigiéndote a ellos con firmeza, con calma, pero con amor y con respeto, aún en los momentos difíciles.
Analia Gonzalez
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