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Actualmente, existe una conceptualización errónea de lo que es el apego. Esta palabra se suele utilizar con una connotación negativa, aludiendo a una especie de necesidad hacia una persona u objeto. Sin embargo, todos tenemos apego o mejor dicho, un estilo de apego. Ahora bien, ¿Qué queremos decir con esto y por qué sería relevante conocer este término y sus implicancias sobre nuestras vidas?
Cuando hablamos de apego hacemos referencia a las maneras en las cuales nos relacionamos con los demás en nuestros vínculos más importantes, es decir, qué tan vulnerables podemos llegar a ser, cuánta intimidad podemos desarrollar, cómo gestionamos nuestras emociones y cómo se ve afectada nuestra autoestima en estas dinámicas de interacción.
En esta sala, exploramos la base de nuestro apego, es decir, nuestras primeras relaciones y podremos conocer las cuatro posibles maneras de relacionarnos con los demás a través de los cuatro tipos de apego. Estos son: el apego seguro, el apego ansioso ambivalente, el apego evitativo y el apego desorganizado.
Mientras más conocemos cómo nuestros vínculos primarios nos han marcado, más podremos transformar nuestras relaciones en el presente, teniendo mayor posibilidad de desarrollar vínculos sólidos, estables y seguros. Pero para eso, es necesario conocer nuestra historia y reconocer de qué forma las heridas del pasado pueden estar condicionando nuestra manera de conectar (o desconectar) con los demás en el presente. No olvidemos que la sanación y la transformación son procesos exploratorios y el apego es algo que no puede dejar de inspeccionarse.
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