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Si bien podemos hacer un balance de nuestras vidas en cualquier momento, existen dos momentos principales donde tenemos una mayor tendencia a evaluar nuestro recorrido personal y vital; el primer balance anual suele ser en junio/julio, es decir, a mitad de año y el segundo, en diciembre, cuando termina el año calendario.
Socialmente, diciembre es un mes de cierres para muchos aspectos de la vida, incluyendo ciclos personales, laborales y distintos procesos vividos en los meses anteriores. Por lo cual, suele ser también un mes cargado de emociones y expectativas que en conjunto, pueden generar que sea una época del año difícil de manejar.
Para muchos, fin de año suele relacionarse con estrés, tristeza, melancolía, ansiedad, nostalgia y vacío, muchas veces suprimidas por la presión que recibimos de sentir felicidad, unión, agradecimiento y paz. Estas presiones tienen el potencial de llevarnos a ver que podemos realizar balances más positivos, sin embargo, también nos pueden llevar a negar lo que verdaderamente estamos sintiendo. Puede ser que este mes no sea el “mejor” para nosotros ya que, puede traer distintos desafíos. No obstante, diciembre nos ofrece la posibilidad de conectar con nosotros mismos y ser conscientes de qué emociones internas necesitamos trabajar por el crecimiento personal.
En este encuentro de “Abriendo la Mente”, hablaremos acerca de los balances, las expectativas que giran en torno a este mes, y las principales emociones que surgen en diciembre.
Mónica Sanabria Echeverry
Francisca Pena Bustamante
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